miércoles, 4 de agosto de 2010

CuenTos a MaRina



MariNa siempre deseaba que le contara uno o dos cuentos antes de dormir. Tenía todos los videos de los personajes clásicos que veía miles de veces, repetidos. A veces incluso les quitaba el sonido, y ella doblaba los diálogos haciendo diferentes voces. Sus abuelas, Ana y Juana, y sus tías, Mari y Alicia, también le contaban o leían cuentos cuando estaban con ella (y la querida Asunción que la cuidaba cuando yo me iba a trabajar a la escuela).

Pero Marina, en eso como en tantas cosas por las que se sentia atraída, era insaciable.
-“Mamá, cuéntame un cuento…de ésos en los que las niÑas son las que luchan y ganan”.

Yo, madre novata, pensé que debía equilibrar un poco tanto príncipe azul y tanta niña desgraciada, y mis cuentos eran justo lo contrario de esas bonitas historias eternas.

En esas noches, nacieron niñas que salvaban la vida del bello durmiente o siete enanitas cuya casa limpiaba un joven moreno y cantarín… Más adelante, llegaron las heRoínas que viajaban por el aire para combatir los injustos dibujos japoneses o las piratas que vivían sin hombres todo el año.

Mis historias no eran muy elaboradas pero, lo que me divertía, era pasarme al lado opuesto de Cenicienta. Marina, por su parte, no se hacía ningún lío y escuchaba todo con atención, eso sí, corrigiendo lo que no le gustaba e interviniendo en la histoRia para “mejorarla”.

Tendría cinco ó seis años cuando, una noche que estaba yo agotada y sin una pizca de imaginación, al ir a coger un cuento de su estantería para leerle algo sin pensar, me dijo:
“- No, maMi, cuéntame un cuento de ésos en los que las niñas son las que ganan”.

No sé si a ella todo aquel ejercicio que yo hice durante su primera infancia le ha servido de algo. Pero a mí, esa frase suya me hizo feliz...y me comí una perDiz.


[/AnA GaliNdo/]

/ IlusTración de VirGinia PaloMeque/

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