e cuesta recordar aquella noche abatida por la ciudad,
cuando hasta la luna se mostraba huidiza por la abstracción de la noche,
cuando hasta los pasos crujían despertando los gritos de las mutiladas losas.
Y no recuerdo, lo siento pero no recuerdo,
cómo la luz asomó tras los cristales de aquella espesa lluvia,
dejando al descubierto un corazón a punto de desmoronarse,
y tu mano me sujetó para no descender a través de aquel agujero negro
que intentaba devorarme antes de que asomara el amanecer.
os tejados plateados, de cubierta rojiza, despidieron entonces un brillo
que me devolvió al caudal de tus ojos, tristes y envolventes,
para que yo no muriera de frío.
Y fue entonces, que yo me puse a bailar hasta ver la luz del sol nacer.
Ahora vago sin memoria, repitiendo entre la niebla, dónde está, que alguien lo busque para mí. Que alguien lo ate para mí, que alguien le diga que lo ando buscando por esta desoladora y solitaria ciudad.
cuando hasta la luna se mostraba huidiza por la abstracción de la noche,
cuando hasta los pasos crujían despertando los gritos de las mutiladas losas.
Y no recuerdo, lo siento pero no recuerdo,
cómo la luz asomó tras los cristales de aquella espesa lluvia,
dejando al descubierto un corazón a punto de desmoronarse,
y tu mano me sujetó para no descender a través de aquel agujero negro
que intentaba devorarme antes de que asomara el amanecer.
os tejados plateados, de cubierta rojiza, despidieron entonces un brillo
que me devolvió al caudal de tus ojos, tristes y envolventes,
para que yo no muriera de frío.
Y fue entonces, que yo me puse a bailar hasta ver la luz del sol nacer.
Ahora vago sin memoria, repitiendo entre la niebla, dónde está, que alguien lo busque para mí. Que alguien lo ate para mí, que alguien le diga que lo ando buscando por esta desoladora y solitaria ciudad.
/AnA GalinDo /
Modelado "Canciones de Libro" Nena Daconte. El Aleph de Borges
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