uando la luna acaricia el horizonte de tu niebla
y la brisa se pierde en la penumbra de las dunas,
me sobran las palabras para atravesar sus mares
y el aciago día se viste de agitadas espumas.
Porque luché contra el mar toda la noche,
para llegar a tu rostro desierto y despoblado
y en la arena leer que nada espere, que nada espere
que el agua llega, embate y borra lo soñado.
l azul del mar se vistió de verde terroso y violento
y las olas se elevaron desquiciadas;
una mano te atrapa y la otra te sumerge,
y yo me quedo en la orilla ...con la luna, de mi lado.
Ana Galindo
2 comentarios:
Mu bonito, y un algo en el letargo de los recuerdos afloro.
Besos
¡Precioso Ana! Felicidades.
Un abrazo
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