jueves, 24 de marzo de 2022

Despertar. Inercia


Al despertar, somos lo que recordamos. A veces incluso nos lleva unos instantes de espera.

El color de las  sábanas; 
la hora de la madrugada,
el ruido de una moto que pasa.
El lugar del agua sobre la mesa.

O lo que otros recuerdan de nosotros.

Una música susurrante.
Un color de barra de labios.
O alguna que otra silueta sensual.

La memoria tiene curiosos atajos  y, en ocasiones, termina siendo una película que vemos como si fuéramos ávidos espectadores. Cinéfilos de historias ajenas.

Imaginamos finales felices;
enojos salvables; 
distancias sutiles; 
mentiras discretas.

Los recuerdos de lo que fuimos tienen la misma tendencia que la luz, la misma estrategia: intentan siempre ir hacia delante. 
Matizando colores y difuminando tinieblas.

Porque, muchas veces, mirar hacia atrás es querer saber quiénes, realmente, somos Ahora.

O  sorprendernos de quienes creímos ser.

Y entonces despiertas. Para recordar el aroma del café que te espera impaciente y que absorbes en el porche, mirando extasiada lo que ocurre hacia afuera esbozando, sin esfuerzo,  una casi imperceptible sonrisa.


 /AnA GaLinDo/ 

[Ilustración Patrick Gonzales ]


  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos caemos en las trampas del despertar cuando vemos que las ilusiones fueron vacías.
Ese cafe huele bien desde aquí .

Que bonito escribes