--Tomás no había regresado en toda la noche, y cuando, ya de madrugada oyó sus pasos por el corredor, y aquel hilito de tos ahogada que le dejaban las largas horas en su sórdido club, se cubrió la cabeza con las sábanas, encogió su cuerpo trazando un semicírculo y trató de protegerse del lacerante sonido que solía tomar su voz cuando, al llegar, articulaba alguna palabra en tono hiriente dirigida a ella. Empujó la puerta de su alcoba para que Jana supiera que había llegado, cerrándola inmediatamente tras de sí e irse a dormir a la otra habitación. Así aprendería. Esa noche la deseaba más que nunca, pero de este modo avalaba su dominio en aquella relación. Tarde o temprano ella se acercaría para pedirle que yaciera con ella. Sabía el poder que ejercía sobre las mujeres. Hasta la ingenua e insulsa de Elena había sucumbido a su continuo juego de seducción, olvidando la aversión que sentía hacia aquel impasible hombre, que ignoraba los sentimientos de cualquiera que cayera bajo su cetro.
--Casi al amanecer, vestida con un traje gris y camisa blanca, Jana abrió con firmeza su zaíno aposento. Llevaba un bolso de mano de ante azul, que sujetaba con energía, como si el peso de su contenido le diera más fuerza a su postura y a las palabras que quería pronunciar.
-Ya no te quiero – dijo ella.
Él, desconcertado, la miró intentando buscar una huella de gesto fingido en sus labios, pero su belleza serena tan sólo transmitía una entereza que lo convertió en estatua de sal. Deseó saltar y besarla; arrastrarse a sus pies pidiendo piedad. Adoraba navegar por sus muslos, y el olor del sudor que desprendían sus sensuales huecos cuando su cuerpo sedoso ardía. Era cierto. Había sucedido. Distinguía en sus vítreos ojos que era verdad. Y esta vez sus vísceras le declaraban que si ella se iba, sería para siempre.
--Quiso rescatar del baúl de bellos recuerdos los momentos mágicos que habían compartido, tragarse su vanidad, pensando que quizás aún no era tarde para los dos. Creyó, por un segundo, que podría balbucear una palabra que lograra disolver toda su rudeza y rescatar la candidez con la que la enamoró. Pero su garganta estaba tan seca, como su emotividad. De repente se vio inmerso en el vértigo de la realidad, sin poder detener la espiral de desamor que parecía sumirle en un torbellino de emociones contradictorias y que se escapaban de sus manos. La amaba y la deseaba hasta el abismo. Más que nunca. Más que siempre.
-Lo siento, ya no te quiero –repitió ella antes de darse media vuelta y dejarle allí, solo, hundido en su absurda cobardía y sin saber reaccionar.
/AnA GalinDo/
IlusTración de Liu Ye
21 comentarios:
Preciosa certera historia de un fin.., a los que de vez en cuando nos conducen "los inmensos vértigos de la realidad".
Un saludo en equilibrio.
Felisa
Me gusta la fortaleza de Jana cuando va llegando el final del relato. "Ya no te quiero", qué dificil es a veces decir esa simple frase cuando estás enlazada a un hombre y una vida que no te llena.
La sensación que dan los personajes parece cruzarse a medida que avanza la historia, al final parece él el desorientado, el débil.
Un placer leerte.
Un saludo.
contundente firme sin vueltas un YA NO TE QUIERO... lo dijo todo plasmo fuerte su sentir...que linda historia amiga Ana queme he encanatado mucho..
saludos
linda semana
abrazos
Ana...muchisimas gracias,por estar siempre,sos una persona hermosa...llena de carisma,cuento contigo siempre...con mucho afecto!
un gran beso,gracias!
lidia-la escriba
Una bella historia, donde se demuestra una vez más que la mujer (Jana) es clara y coherente con sus principios estableciendo en todo momento, a pesar de sus emotivas sensaciones de decir lo que hay que decir sin rodeos: "Ya no te quiero"...
En el caso masculino, debería de actuar de otra manera, buscando la objetividad y no estar tanto en las nubes. pero ciñéndonos a la descripción, Ana. No encuentra el lugar, ni la forma para realizar de su vida otra esencia.
Me ha gustado, no sólo por la narración, sino por la valentía de como Jana al no mezclar emociones con finalidades. Su ph no estaba en equilibrio e hizo lo que debería realziar cualquier humano en su lugar.
Buen Domingo!!!
Besiños con cariño desde la tierra del rio Miño.
Se tuerce una realidad vista desde cada mirada, finalmente, la fortaleza perteneció a Jana, por mucho que él creyera que poseía el poder.
Una gran historia y tiernamente contada.
Un fuerte abrazo mi dulce Ana.
Que fuerza la de JANA al lograr expresarse y decir con todas las letras que quería acabar con todo! me encanta eso... de decir la verdad por mucho que duele, es lo mejor después de todo (para ambas partes, puesto que luego la otra persona logra madurar y encontrar a alguien mas, aunque suene fantasioso muchas veces sucede así)
una abrazo
Hola Ana, una historia de la vida real, muchas veces por vanidad o machismo de parte del hombre, muere el mas bello amor. Besos, cuidate amiga.
Con contundencia,pero con el miedo de la duda de no poder hacerlo entre sus manos,aferradas con ahinco a su bolso.
El descuidar el amor,es lo que trae.
Historia de una mujer valiente.
Un beso.
Y Jana volvió a la vida.
Besos.
Ana preciosa, pasa por mi Blog de premios, dejé algo para ti.
Un beso.
Muchas cosas no las valoramos hasta que las perdemos. Y aunque esto lo sabemos, solemos caer en el mismo error.
Un abrazo y buen domingo.
Fiel a mis paseos semanales, me introduzco por tu pequeña ventana de la mañana, en compañía del alba, cual manantial que emana emociones constantes al leer las entradas que dejas para deleitar la sensibilidad posiblemente acurrucada bajo las espigas doradas de la confraternidad...
Y quedamente te saludo para que este día sea pleno de dicha y sosiego para ti y para todos los que te siguen.
Un abrazo de magnolias para ti, que al ser contempladas, te devolverán la belleza de un espacio absoluto...
María del Carmen
Hola Ana, te dejé un premio elegante en Gaspar y familia, pásate por allí, a ver si te interesa..., Beso
Felisa
Que lindo venir y leer...
Ana que relato tan geniaL!
Además se ven clarisimamente los roles que desempeñan cada uno de los protagonistas! Creo que es muy muy bueno:)
Siempre es un placer leerte!
Un beso fuerte
Ana:
Ahora paso para leer con tranquilidad tu relato...Me parece historia conocida, de hecho la viví...Uno es el que presume, ostenta orgulloso su supuesto poder. El otro personaje, es el que siempre ha sufrido, hasta que encuentra fuerza y decide terminar. En ese momento el vanidoso se da cuenta que ha perdido , y es demasiado tarde para intentar rescatar el amor que se extravió.
Un beso Ana.
En esta historia el que
aprendió fue él apegado
a su mediocre vanidad.
Un gran abrazo.
cuàntas realidades en el relato, me tocan muy de cerca querida Ana. tal vez por eso no pueda decir nada màs. Besos
Hermoso tu relato, trae a mi mente los momentos en que perdi la llave del baul de mis recuerdos, allí olvidados hasta que perdí la llave , y durante días no hice mas que buscar la ...lave.
Relatas con fortaleza y suavidad y sorprendente era en ella donde radicaba la fortaleza. Expresas una dura escena de despedida con dulzura , yo diría que hasta con candor y no es nada fácil.
¡Magistral!
Un beso
Bien Jana, muy bien.
Nada como aprender a quererse y salir a la vida para estar solamente en los lugares donde nos sentimos queridas.
Me encanto!
Un besote.
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