El AnDén ParaLelo

Me levanté del férreo asiento de la estación, y me acerqué hasta él, sorteando las pisadas con prisas que transitaban en aquella plomiza mañana de invierno.

-¿Sabe usted si ya ha pasado el tren que lleva hasta Playa Serena? Hace frío y no veo pasar el vagón.
- Señora, creo que se ha confundido. Esta es una parada de enganche de vagones a otra locomotora. Durante horas no tendrá salidas. Tal vez debería usted haber esperado en la estación del norte. acertó a contestar sorprendido por la inquietud de mis ojos fijos.

- No señor, le expliqué abatiendo las manos, con ligera impaciencia. En él viaja Ricardo, el hijo de Esperanza y Andrés. Así lo convinimos.

Me miró asombrado, mientras observo como las líneas que surcan su extrañada frente recuerdan el camino que recorren las vías hasta llegar a la mar. Me responde absorto que él era Ricardo,  hijo de Esperanza y Andrés, pero que nunca había tomado ese tren

- No comprende, señor. Necesito entonces cruzar a la otra vía. Tal vez nos equivocamos de andén. Tengo que subir a ese vagón,... ¡porque yo ya viajo en él!

Entonces me sujetó con mucho cuidado por la cintura, y cruzamos el puente, para sentarnos bajo la roída marquesina donde protegernos del relente. Confío en que todo es posible en el umbral de dos mundos paralelos, como aquellas  vías  que desaparecen en el infinito.

Y así quedamos abrazados mientras nos esperamos.

/AnA GaliNdo/


IlusTracióN  Katerina Lomonosov