Ella lo acogió en su casa. Le cubrió el alma y el cuerpo. Recogió a su hija. Curó sus heridas infectadas de insectos.
Le prestó su comida. Le cedió un lugar en su espacio y su tiempo. Perdió la compañía de su familia. Arriesgó para él su propio dinero.
Ofreció un cobijo seguro. Invirtió su paz interior y su afecto. Restauró sus vetas corroídas. Ingenió los silencios.
Inventó una estructura perpendicular. Modeló los secretos. Enfrentó la enfermedad. Consagró sus más duros momentos.
Cambió la risa por pesadillas. Tejió en una blanca sala, un cobijo certero.
Renunció al esplendor de sus años. Le adherió a un póster selecto.
Lo enterró con dignidad y con flores. Lo enmarcó en el lugar de los cuentos rehechos.
"Es necesario que investiguen sus cuentas. Creemos que ha malgastado la ínfima pensión de un enfermo, en joyas y en festejos"
El director del banco no daba crédito a la petición de la hija ya adulta del ahora difunto, y a su codicioso padrastro, cuando solicitaron en su despacho los movimientos bancarios de la mujer que había cuidado el alma y el postrado cuerpo de su cliente, del cruel zarpazo de la enfermedad y de la avaricia de los abogados de su ex mujer, que lo habían llevado al más implacable abandono.
¡Que sus conciencias descansen en paz!
/AnA GaliNdo/
7 comentarios:
Si hay dinero por medio la gente es capaz de matar por llevárselo.
Como hienas...
Besos.
Se escriben muchos poemas de amor, pero no se escriben al amor que sentimos por el dinero, por cierto, amor que es eterno.
Un abrazo
La ingratitud se paga muy caro... Y aunque parezca muy lejano e inverosímil, todo se paga.
Besos Ana.
C'est la vie!!!
Besos.
Querida Ana:
Terrible! Hace un rato estaba hablando de misericordia...
Acaso ya se ha esfumado hasta la última gota de misericordia?
Excelente texto. Crudo y con tu estilo tan personal.
Todo mi cariño, bella amiga!
He descolgado un trocito de cielo
Para que al mírate en su espejo
Sea la felicidad la sonrisa de tu reflejo.
Buen fin de semana
Sin distanciarse del optimismo
Ni asociarse con el pesimismo.
Un abrazo para saludarte
Y un beso para despedirte
María del Carmen
es como la vida
donde hay dinero, hay maldad siempre acechando
besitos
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