Yo no soy esta casa,
ni esta planta que esconde semillas
y se quedan horas mirando llover,
y se quedan horas mirando llover,
hora tras hora
náufragas del agua
de este aguacero
en medio de la nada
cuando acecha la noche,
en esta húmeda tarde
que es un puerto abierto
a un derrame de voces,
que guarda miradas,
y emana silencios,
sobre todas las cosas,
sobre todas las casas,
que acogieron las noches
fragmentando mi voz.
intérprete de un grito eterno,
se hacen ahoras todos mis apellidos,
mis yos eternos, mis linajes
estelares
mis credos privados,
y siento que hablan,
mis yos y los otros
que sin comprender el lenguaje
han inmigrado a mi sangre.
Todo sucede aquí, como confidencias fecundas,
desde hace muchos siglos hacia adelante
en espirales de círculos puros,
saciados en un trance femenino,
donde mi existencia y yo se conjugan;
y me renuevo libre
a partir de un mundo inesperado
y fatal.
Desde aquí,
nos vamos creando juntas en rebeldía.
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