sábado, 8 de agosto de 2020

La Isla de los Anhelos


Solo quedaba una isla en la que recoger tantos anhelos. 

Llegó una tarde el anuncio para conseguir un pasaje al deseado velero,
y pudo ser  una decisión precipitada, 
o tal vez fuera un codiciado destierro.

Flaqueaban las fuerzas para sujetar bien los remos
(corrían los cristales en las aguas, 
y los peces saltaban al cielo).

El paisaje tenía más tonalidades que el que habían dibujado, 
y las arenas eran tan blandas, que sujetaban al viento.

En aquella isla perdida,
las aguas fueron refugio, 
y los verdes revelaron misterios.



Dicen que por las mañanas, ahora se escucha a lo lejos:


Haré para ti un jardín de rosas y de mimosas, 
y salpicaré de violetas un sendero.
Me encontrarás por los ecos del agua
  porque siempre estaré al final del camino,
tejiendo mareas y sosteniendo silencios.

Tu piel, isla de arenas; 
mi cuerpo, océano de desiertos.

Mi corazón yace anclado en los arrecifes 
y la noche me alcanza hasta el fin de los tiempos.

Renacerás de nuevo y serás inocente otra vez. 

Porque has vivido desde que los dioses fueron creados

 y sus lances en las orillas, eternos.

Al fin  podré asimilarte como un fruto maduro,  
como una piedra sobre una isla que ya nunca se hunde
creando un engranaje perfecto.

/AnA GaLinDo/ 


[Fotografías tomadas de Pinterest]

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