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n el laberinto de flores, sentado en la orilla, una ola que llega y me acompaña al amanecer.
Paisajes desiertos, que pueblan las rocas y el sonido que entonan las caracolas. En la orilla, a lo lejos, una sirena habla con el mar.
El mar le dice: ¿Tienes estrellas para mí?
Y la sirena responde: "¡Todas aquellas que señales con tu dedo !
Cada gota de agua que yo te doy está cargada de luces y cánticos, que desprenden destellos a todos los habitantes del mar".
Desde entonces, las olas llevan canciones a los océanos de incertidumbres, iluminando sus dudas. Hay árboles mágicos, con algas que desprenden luces brillantes, y la sirena duerme siempre bajo su sombra.
/Ana Galindo/
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